Las horas previas a este viaje han sido tranquilas. No he sentido nervios en ningún momento pero no he dormido mucho. Ayer estuve preparando la maleta y hoy me encontré en el aeropuerto a las 4:15 de la mañana con David, el compañero con él que viajo, y su familia.
En el aeropuerto todo fue normal. Compré un zumo de naranja por cinco euros que si se entera mi padre de esto me mata. Para colmo no me dio tiempo a tomármelo porque tocó embarcar con mi compañero.
El vuelo fue tranquilo pero llegando a Venezia hubo un momento de shock que me impactó. Estaba viendo la serie de Netflix y de repente todo se me vino encima y me di cuenta de todo lo que estaba por ocurrir. Después de ese colapso retomé la mirada en la serie.
Al llegar a Venezia, estuvimos esperando veinte minutos a que nos vinieran a buscar. Finalmente apareció Ilaria, la organizadora del viaje por parte de Treviso, con una amiga. Nos recogió y nos llevó a Caorle. Allí nos enseñaron los apartamentos y nos llevaron a hacer la compra.
